la negra rodriguez

SIGUIENDO TU HUELLA (parte final)

SIEMPRE

Aunque los pasos toquen mil años este sitio, 
no borrarán la sangre de los que aquí cayeron.

Y no se extinguirá la hora en que caísteis, 
aunque miles de voces crucen este silencio. 
La lluvia empapará las piedras de la plaza,
pero no apagará vuestros nombres de fuego.

Mil noches caerán con sus alas oscuras, 
sin destruir el día que esperan estos muertos.

El día que esperamos a lo largo del mundo 
tantos hombres, el día final del sufrimiento.

Un día de justicia conquistada en la lucha, 
y vosotros, hermanos caídos, en silencio, 
estaréis con nosotros en ese vasto día 
de la lucha final, en ese día inmenso.

Pablo Neruda  (Canto general) 


Cuando te nombraron directora del Centro penitenciario,  pese a los riesgos que significaba porque a todo aquel  que lo era o lo  compraban  o lo asesinaban las mafias, tú aceptaste el reto porque  considerabas que era una oportunidad que  se te daba para poner en marcha todos tus proyectos en beneficio de la población  penitenciaria que  vivía hacinada en condiciones infrahumanas. Querías también ponerle freno a las mafias  que operaban en dicho centro, donde el tráfico de  drogas, de armas y de influencias mantenían a los demás reclusos como mina  de poder y de dinero. Cuando alguien entraba  ahí, le cobraban en primer lugar, por  su seguridad; le cobraban el rincón donde podía dormir, le vendían  drogas,  sus familiares tenían que  entregar de entrada hasta mil dólares para que no les pase nada en su primer día ahí. En eso estaban involucrados desde los policías que vigilaban la entrada, los guías que vigilaban a los internos y algunos empleados corruptos con la  anuencia de las altas autoridades que vieron en ti  el peligro eminente de ser descubiertos. Empezaron las amenazas, las persecuciones al vehículo que te trasladaba desde la penitenciaria hasta  tu casa.

 

Contabas con tanta novelería  como los mafiosos seguían el carro y  como  el chofer y  tus guardaespaldas lograban despistarlos.

 

De nada sirvieron los ruegos familiares, los de tus hijos para que dejes la dirección de aquel lugar.  Recuerdo, aquella tarde de domingo en que fuimos al cementerio a visitar a nuestros padres,  te llamaron a solucionar  un problema y te fuiste sin pensarlo, porque supuestamente los policías estaban agrediendo a los reclusos y Lupita tu hija llorando te pidió que dejes eso, que ella  no sabría que hacer si  su madre le faltaba. Ya presentía lo  que iba a suceder. Tú le respondiste que \"Si lograbas modificar el sistema penitenciario del Guayas, tu vida tendría sentido y la ofrendabas por ello\".

En el   FORO URBANO se hablaba de candidatizarte para la Asamblea Constituyente. Tenías una invitación para un congreso de directores penitenciarios en Canadá, en él ibas a exponer tus proyectos para la “Rehabilitación de los internos y su reinserción en la sociedad”. Creías en ello como creías en el amor, como creías en el ser humano. Pero una mañana, infames manos velaron  todo aquello.

La noche anterior habíamos hablado por teléfono planificando para el día siguiente una salida de compras ya que decías que yo era quien conocía todos los lugares donde vendían barato. Pero a la mañana siguiente desperté con la noticia de que estabas  en el hospital a dos cuadras de mi casa. En primera instancia nos dijeron que habías sido atropellada por un carro, tenía la esperanza que no sea grave, pero igual salí  apresurada. Llegué al hospital pregunté por ti, me dijeron qe estabas en Necropsia, no lo  creí, y con Eduardo y Ernesto (mis hijos ) te buscamos por todo el hospital, hasta que el guardia nos confirmó  tu deceso,  yo me sentí enana ante ese gran dolor , perdida,  sin saber qué hacer, vi a Vicente tu hijo  llegando  con su cuerpo manchado con tu sangre,  a mis vecinos y vecinas que se enteraron por el noticiero televisivo,  a los periodistas que querían saber morbosamente el móvil del asesinato y  cuáles  eran los  sospechosos. Yo no sabía nada  solo de mi desesperación. Pensé en el resto de mis hermanos, que pasaría con ellos al saberlo. Fui a tu casa. Lupita estaba en estado de shock,   la noche anterior se  acostó abrazada a ti y en la mañana ya no estabas más.  

Te asesinaron cuando salías de tu casa muy  de mañana a comprar el pan y la leche para el desayuno

Lo que viene después desde donde estás hermana lo has visto. Desde tu  inmortalidad y desde nuestros corazones y añoranzas.

El velatorio multitudinario, el sepelio de igual manera. Todos los que te conocían y te amaban; los grupos religiosos; los  grupos  políticos de todas las tendencias de izquierda; los grupos culturales y todos los que alguna vez te conocieron estuvieron ahí. En momentos pensé que los familiares  no teníamos espacio en ese lugar porque fue tomado por quienes se peleaban por estar cerca de ti en tus últimos momentos antes del sepelio. Comprendí que tú eras de todos aquellos.

Los reclusos  amenazaron con amotinarse si no llevaban tu féretro para hacerte los honores y despedirse  de “su madrina”

Asesinaron a la “licen” (licenciada) repetían llorando.

 

No mataron a una mujer común. Mataron a una mujer excepcional, que lo daba todo a manos llenas por amor a su gente, a su pueblo.  Que desde niña  siempre pensó en  que una nueva sociedad era posible. Que arriesgaba la vida en las marchas   por proteger a sus compañeros de la represión militar en tiempos de dictadura. Que  supo ser consecuente con su  familia con sus  amigos y sobre todo con su  compromiso  de mujer revolucionaria, que no escatimó esfuerzo alguno para que todo lo que planificaba   se realice  de manera  exacta y transparente,   con amor,  con entrega, con honestidad  con manos limpias y  con fe,  mucha fe en el ser humano.

 Todo quedó trunco, pero quienes te  conocimos y creímos en ti  seguimos  en esa línea, tus hijos  siguen esa línea   tus colaboradores  siguen tu ejemplo de lucha.

TÚ CREÍAS EN LA VIDA  Y COM O DIJO  LUPE, TU HIJA EN  SU ULTIMO DISCURSO PARA TI, TÚ VENCISTE LA MUERTE, PORQUE  RENACES EN EL COMPROMISO QUE  TUS HIJOS, TUS HERMANOS,  TUS COMPAÑEROS . ASUMIMOS COMO LUCHA, EN TU  UTOPIA COMO NUESTRA IDEOLOGÍA. VIVES EN CADA CORAZÓN QUE TE AMA. CON TU RECUERDO ABRIREMOS LOS CAMINOS, ALZAREMOS LAS BANDERAS Y LOS PUÑOS Y TU CONSIGNA  SERA NUESTRA CONSIGNA HASTA QUE LLEGUE LA HORA DE VOLVERNOS A ENCONTRAR Y  DEJAREMOS SEMBRADA TU MEMORIA COMO   SEGÚN \"EDUARDO GALEANO\",  A QUIEN ADMIRABAS  TANTO,SERÁ NUESTRA MEMORIA DE FUEGO.

¡¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE COMPAÑERA!!