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Introducción necesaria, cada mañana mientras me dirijo a mi trabajo, la veo en la misma esquina, debe ser la mujer más triste que he visto, dulcemente esta mañana, mientras caminaba, veía un ángulo diferente de su profesión, lo hacía mientras leía en su camisa de fantasía, la leyenda…bebé dulce, quiéreme…entonces escribí este pequeño poema.
Cuando el placer es mercancía
Y la ciudad es su vitrina
Ella sale muy temprano
Para que acabe otro día
Camina las calles donde ejerce
Con sus talones salobres
Entre la mirada de la gente
Y la espera de un cliente
La puta triste, en su misterio
Envidia la suerte ajena
De cualquier otra mujer
Con necesidades amenas
Se abraza mientras espera
Se acaricia mientras la buscan
Se entrega ese amor que le niegan
Se consuela diciendo, sea la última
Su mirada es un ave
Un ave, migratoria,
Una ave herida que
Pide ayuda en zozobra
Aprender a encender y apagar
Su corazón, es su quehacer,
Su tacto en divorcio a su piel
Su maldición.
La puta triste, muy triste
Es la mujer, más triste
Es quizá, la madre más triste
O solo una flor en un florero triste
La puta no tiene nombre,
no tiene memoria
no tiene tarifa
es solo un evento en la avenida
como quisiera preguntar su nombre
como quisiera, abrazarle
invitarle un helado
como quisiera pagarle con cariño
con respeto
como quisiera levantarle,
como quisiera que sonría
y nunca más llamarle
puta triste, llamarle por su nombre
llamarle, y alejarme.