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Le grito de nuevo mis preguntas a la vida...
¿Dónde está el amor?
¿Bajo qué pesada piedra lo ocultó
Lejano a mis fuerzas para hallarlo?
¿Quién dispuso mi carencia eterna de tan
Noble necesidad de amar?
¿Cuándo se me retiró de mi hábitat
El deseo de sentir y ser sentido?
¿Porqué se dispuso una veda
A mi derecho de estar enamorado?
¿Cuál de los inexistentes cielos dictó
Tan draconiana sentencia contra mí?
¿En qué ucase consta la nefanda privación
por la que hoy apuro respuesta?
¿Cómo habré de librarme de los
Recuerdos que no gocé en las compañías
Que me deparó la existencia?
¿Cuántas pieles habrán esperado encontrar en mi piel
Aquello que no les prodigué?
… Y la vida pasa, ufana de su sordera,
y se me va sin responderme.