Vuelven las tardes vacías a mi casa,
estas semanas parecen puntos suspensivos
entre la paz y una guerra que se retrasa,
entre un bello ayer y un futuro esquivo.
Has venido como un espejo a mostrar
cuales son los miedos que me golpean
y yo he tratado de darte la seguridad
que, realmente, en mi ser escasea.
Soñé con hacer un Sawyer y desaparecer,
llamar a tu puerta y pasar de largo,
pero el alma es algo con lo que aún cargo
y sigo teniendo el mismo corazón de ayer.
Siempre con las consecuencias en la mente,
temblores de manos y sello en los labios.
Siempre pendiente de ritmos y horarios,
así es como se escapan mis eternos presentes.