Pudo el albo milagro del amor
La vida prolongar
De la silvestre y primorosa flor
Que resistía dar
Cuando muriera con la luz del día
Su glamoroso encanto
Sin antes regalarle al alma mía
Su color sacrosanto
Para adornar el cabello cascada
De la mujer risueña
Que está en mi corazón aposentada
Como adorable dueña.