Bebí de unos labios la dulce ambrosía
De miel y frambuesa, de un beso furtivo,
Soberbio en deseo y manjar excesivo
Su boca de azúcar, mi lengua comía
La fruta pulposa sus dientes crujía
En dulce alborozo del gusto adictivo,
Su almíbar regado en mi lecho agresivo
Mojaba en mis manos su activa energía
El zumo estrujado fue un drama violento
Del éxtasis cruento en placer sin censura,
Saciado en el néctar de amor opulento
La noche arremete sin regla o mesura,
Y en vino absorbido en festín suculento
Empieza de nuevo la acción con locura…