Juega fuerte y lo apuesta todo en
esas miradas agresivas
que no te dan respiro
y en las que se le va la vida.
No me mires así mujer,
me vas a aprisionar
en el mar de esa playa de lujo
que tienes por piel.
Déjame por favor.
No sé que hacer si apareces
así. Como si nada. En mis sueños
hablándome, más mirándome
y rozándome.
Pareces un diablo, y creo
que eso me vuelve loco;
o a lo peor el diablo soy yo, aunque,
esas garras, no son humanas.
Desatas y drogas mi imaginación
momento a momento sumergiéndola
o elevándola en pensamientos
de muchos remordimientos.
Espero que todo esto que provocas
sea solo algo mío y se vaya.
Porque si es tuyo,
será difícil la escapada,
como tu mismo aseguraste:
confiada.