Mírame profundamente a los ojos.
Quiero sentir el ardor que emanan,
mi medicina, ungüento que sana,
que sacia, en fondo, todos mis antojos.
Bésame con esos tus labios de grana,
dulce miel silvestre en ellos chupo.
Si me permites de ellos me ocupo,
y de esa tu lengua que me desgrana.
Acaríciame con tus manos firmes,
arranca los más secretos gemidos,
llévame hasta el dolor, a los quejidos.
Con tu pasión quiero me reafirmes.
Cúbreme con tu cuerpo desnudo,
tu calor ahuyente el frío intenso,
que siento cuando lejos te pienso
y siento en mi garganta un nudo.
Condúceme por tus deseos prohibidos,
por las sendas oscuras de tu fogosidad.
Mi deseo se convertirá en luminosidad,
resplandor de secretos desinhibidos.
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