Hace tiempo que le perdí el miedo a lo inevitable. Casi siempre te coge de improviso como un tornado. Lo importante es que pase pronto. La muerte por ejemplo a veces es cruel y se recrea en su macabra lentitud, con un proceso de sufrimiento, haciendo del hombre un pelele sin dignidad.
Cuando se acabe todo, le pido a ese Dios, jeroglífico que nunca he resuelto, que no me mande al cielo eterno. Con la mente que nos dio, ahora sería inaguantablemente aburrido, como lo es para nuestro intelecto el poder absoluto y la eterna invulnerabilidad.
También le pido que no me lleve al infierno, pues le dirá en ese caso : pero si acabo de salir del infierno de la tierra, ¿otra vez?.
Dejemos que se acabe todo. No quiero ver otro Big Bang o algo parecido. Déjame que me trague un agujero negro, no me importa convertirme en antimateria.
Tras asomarme profundamente muchos años en tratados de Teologia, Física quántica , Astronomía y tratados de evolucionismo ,no he encontrado ninguna respuesta en mi pequeña mente humana.(espero que Dios no nos haya creado a su imagen y semejanza, como me decían de niño).Me podría catalogar como agnóstico sumamente respetuoso, que no ateo, pues no puedo llegar más lejos. Lo que sé ,es que no entiendo casi nada de este peculiar planeta, excepto que muchas cosas que nos ocurren son consecuencia de nuestras acciones, y otras muchas un aleatorio sorteo como la lotería o un cáncer.
Creo en la ética, en la bondad, el amor, el sacrifico, pues la mente humana lo puede comprender. Dar el salto de la Fé (que ojalá tuviera) es muy difícil para un racionalista. Es un gran consuelo y lo mejor es no pensar demasiado (como le dijo Zorba el griego a su amigo inglés).Algo difícil también para un científico con sensibilidad para el arte. (Mescolanza jodida).