En esta noche de plenilunio
llegas a mí como un arrullo,
enciendes la hoguera de mis letras;
echo a caminar pasito a paso estas rimas,
atadas a las redes del desvarío.
Llegas a mí, sólo de paso, quieres partir;
detente, ayúdame a volar mi sentimientos,
que la huella de estos mal llamados versos
se impregnen en tu manto de luz
y como una mano invisible, toque el alma.
Bendita poesía, deidad excelsa,
que en tu remo de flores primorosas
navegas el universo entero,
no te vayas, quédate conmigo
no ves que estoy solo,
no ves que estoy vacío,
quédate conmigo, te ofrezco posada
en la mansión de mi pecho,
ilumíname con tu luz refulgente,
déjame tocar tus delicadas alas,
y sobre nubes de ensueño poseerte;
no te vayas, quédate conmigo, poesía.
Eugenio Sánchez