Desde mi ventana puedo divisar el horizonte, el sol que se despide de su amado día.
El tramonto es uno de los espectáculos más hermosos que nos ofrece la naturaleza.
Siento los pájaros silvestres, que con sus cantos, se despiden del día que declina y le dan la bienvenida a la noche que se acerca, con sus pesado manto de oscuridad, dando espacio a las estrellas lejanas y a la luna creciente.
Los colores naranjas me inspiran, me iluminan.
Algo de nostálgico y mágico tiene este momento.
Todo se entrega pasivamente a la oscuridad que llega, poco a poco. Una entrega total y sin resentimiento.
Lejos se escucha el tram tram de los autos que pasan. Cada persona en sus pensamientos, preocupaciones, sufrimientos y delirios.
Yo aquí, contemplando este hermosos momento.
Si afino mi oído tengo la impresión de poder escuchar el sol en su retirada. Sonido sutil e imperceptible, lentamente intenso, fuertemente débil, agudamente frágil, infinitamente eterno, perpetuamente efímero.
Me gozo sorbo a sorbo mi presencia, mi quietud. Todo pareciera detenerse en un momento. Hasta los pájaros han cesado su canto incesante.
Noche hermosa noche. Plácida noche. Sublime noche que poco a poco desciendes, te haces presente, recordando el momento necesario del reposo.
Todo cesa, todo se detiene, todo entra en pausa.
Te siento sutil, serena, paciente, abrasando con tu silencio, tu oscuridad todo lo que está a tu alcance.
Las creaturas de la noche serenamente se despiertan.
Siento el ciclo de la vida que jamás se detiene, no importando el tiempo, el espacio o la distancia.
Noche, divina noche de mis deseos más escondidos y prohibidos.
Noche bendita noche, de mis cansancios atrevidos.
Noche hermosa noche que todo lo apaciguas haciendo renacer las fantasías de los amantes lejanos.
Noche efímera noche que das vida a un mondo misterioso.
Noche quieta noche que despiertas en mí, los fantasmas de un pasado remoto.
Noche espesa noche, que despiertas en mi ser, los más puros e inconfesables impulsos.
Noche amiga noche, que compartes el cáliz amargo de mi soledad compartida.
Noche ¡OH hermosa noche!, que me haces entregar al mágico mundo de los sueños donde puedo morir, resucitar, ser un rey, un mendigo, un puro suspiro efímero o una montaña orgullosa. Un ser inexistente que solo recobra vida en un instante fulgente.
Noche eterna noche, mi fiel y dulce amiga, donde me pierdo en los acordes de una música mágica, en un mundo perecedero, efímero, incierto, fortuito, fugaz… Abrázame, arrópame con tu manto, has callar este quebranto, de mi ser, mi eterno llanto…..
¡Oh noche! Divina noche de mis quebrantos……