Estoy aquí sentado solo,
frente a una hoja de papel en blanco...
Buscando en el fondo de mi alma,
las palabras adecuadas que sean capaz de plasmar por siempre
la esencia de tu existencia.
Te escribo esta carta…
Que quizá hoy carezca de importancia
Pero que mañana quien sabe…
La palabra escrita en papel dura mas que la hablada
Que vaga por la deriva en el viento
aún a riesgo de nunca posarse en tu oído.
Tu decides si es una carta de amor o amistad.
Mujer de tierra lejana,
Que llegaste a este pueblo siendo tan solo una niña
Para alumbrarlo con la luz de tus ojos
Y el brillar de tu mirar...
Creciste como una mujer bella e independiente,
Superando toda la adversidad
Siempre sonriendo y ocupada.
Nuestros caminos se cruzaron de forma inesperada
Y yo a veces paso por tu puerta con miedo a abrirla
Pues temo que al verte tan bella
Desearé tener lo que no puedo tener.
Te escribo esta carta mirando tu foto que clava tu mirada en mi
Escribo aquí solo...
Mientras tu,
en tu habitación,
en el otro lado del pueblo,
rezas a tu dios...
Pidiéndole que cuide de los tuyos allá en tu tierra lejana
Deseando que pronto llegue esa mano que por siempre agarre la tuya.
Caes dormida soñando con un futuro que se que llegará
Sueñas con lugares lejos de este lugar
Sueñas con una vida en la que para mi no hay lugar.
Y amanece un nuevo día en el que tu seguirás trabajando para que todos tus sueños se hagan realidad.
Escribo sabiendo que cada día que pasa es una cuenta atrás que cuenta las horas hasta el día en que te marcharas.
Pero yo no me quejo...
Ni escribo reprochándote nada
Escribo esta carta porque será lo único que te podré dar.
Algún dia conoceras a un hombre
a quien amaras y te casaras...
Nunca volverás a mirar atrás
y esta carta del olvido me salvará...
Probablemente me sentiré injustamente traicionado
Pero tan solo será parte del destino.
Tendré que aceptarte como parte del pasado,
Jamás volveré a verte sentada a mi lado
En una cafetería un Sabado por la tarde.
Y yo,
Seguiré siendo ese hombre peculiar de incierto destino.
Ya me despido , amiga mía.
Empiezo a sentir como me acecha la soledad
Pero no es culpa tuya, mujer de tierra lejana
Pues me hace muy feliz que alguna que otra vez me hayas llamado
Orgullosamente, tu amigo.