Era una mañana en mi cuarto con la cabeza sacada en la ventana con una mirada perdida en los arboles como si de un pintor a punto de retratar una obra me tratara. La luz del sol me pegaba en la cara pensando en qué escribirte. Absorto me acorde que un día me dijiste que querías que te siguiera escribiendo, lo cierto es que también lo deseo yo, quisiera seguir escribiéndote las mejores frases de amor, los textos más románticos, exaltar tu belleza, poder llegar a tu mente y colarme en tus pensamientos y descansar allí tocando la fibra de tus sentimientos. Escribirte por ejemplo que contemplarte me conmueve y me alegra tanto como ver a los niños jugando en los parques o escuchar tu voz me encanta tanto como escuchar el viento cuando mece la copa de los arboles, mas no creo poder hacerlo: la razón principal es que me últimamente me cuesta tanto.
Me recuerdo tumbado en la cama imaginándome volar y jugar con las nubes, visitaba los valles y grandes llanuras hasta llegar a la cumbre y mirar desde allí un hermoso paisaje: volviendo entonces de los más remotos de mis pensamientos sentía como desde cielo volvían en vuelto en llamas sobre mi ideas que me hacían mover mi pluma invadiendo todo el cuarto de un ambiente de amor y dolor haciéndome capaz de escribir horas y horas solo como única inspiración una sonrisa y una mirada que apenas me dabas. Y es que elevabas mi cuerpo como si fuera un viaje astral siendo capaz de escribirte aquellas palabras que en su momento te conmovieron. Al parecer aquello que me hacía volar se está desvaneciendo, me cuesta escribirte pero lo intento aferrado a recuerdos.
El sol de la tarde pinta mi habitación de naranja fuerte, mientras bajo las persianas se escapa un recuerdo dentro de mí y cierro los ojos: te veo acostada en mi cama, todo estaba en silencio, parecías cansada, tu suave respiración era una dulce melodía, dormías. Hubiese querido retratarte pintar un cuadro y que quedaras plasmada intacta como en aquel momento en que tu cuerpo descansaba entre mis sabanas. Tus labios emanaban un afrodisiaco natural, parecía que deseaban ser besadas, aquel lunar en tu cara quería escalarlo y abrasarlo con mis labios. Una orgia de intensas emociones pasaron sobre mí aquella tarde.
Es aquí cuando todo termina la noche me arropa siento una extraña tristeza al pensar que será mi última carta. Todo principio tiene su final lo más probable es que esta carta termine en el tacho de basura pero si un día lo logras leer por atrevimiento mío, quiero decirte que es la mejor carta de amor que puedo escribir por el momento, no será perfecta pero tu lograste componerla gracias a ese amor, ternura y una pizca de inocencia que me has demostrado. Con mucho cariño…