Soy otoño
abro senderos en tu soledad,
busco las hojas que deja
tu alma abierta.
Soy el otoño de rojo humo
y mano de ceniza,
vengo a recorrer tu casa solitaria.
Soy otoño para tu corazón
abatido, me invocaste en la lejana
primavera y ya vine,
tu voz guió mi sombra dorada,
tu melancolía se abrió
como una nuez.
Aquí estoy, para tu anegada
sombra, aquí vengo
para tu bosque sombrío.
Soy otoño,
mis raíces oscuras van penetrando
tus pensamientos, voy en ellos
surcando hasta el primer instante
de tu vida,
donde la luz del día abrió en ti
su semilla del universo.
Soy otoño
en mi ha nacido la nube sonriente,
ya ves qué tan claras
son mis sombras.
Observa cómo por los valles
mi dulce huella voy dejando,
mientras que en tu rostro desprendo
cenizas agitadas.
Las campanas de la nieve
lejanas vienen sonando, nada queda en la tierra
más que nuestros corazones errantes,
como la hojarasca, irán navegando
la brisa,
hasta que sólo quede mi otoño
desesperado.