Luis Rayo

¡Oh! Madre

 

¡Oh! Madre

Tu trabajo es de cincel y martillo

y no tienes descanso puliendo a los tuyos,

más el sustento se vuelve urgente

y el quehacer de la casa te reclama.

 

¡Oh! Madre abnegada que del arado vienes,

¿Quién sabe de las penas que traes a cuestas?

¿De las necesidades e incomprensiones?

Y aun así en el trabajo sonríes.

 

Eres valerosa y crecida en belleza.

Fuiste hecha en los sueños y en las ilusiones

junto a la esperanza,

por eso y por tu abnegación maternal

el cielo te confió el porvenir de la Patria.

 

Que los céfiros entonces entonen la musicalidad

junto a las rosas que engalanan tu hermosura,

para que lleguen a tu alma armoniosas

las estrofas de la naturaleza inmortal.

¡Oh! Madre, así eres tú para mí, 

eterna como la luz divina.