Un juego erótico existe entre tú y yo
un juego que siendo inocente empezó
y en cada luna, en cada aurora
poco a poco en lo primero se transformó.
Hoy siento gozo en todo mi ser,
es por tu llegada que mi pasión despertó;
fulminaste con tu presencia mi tristeza
y me ayudaste a descubrir mi nuevo yo.
Promesas no existen... ¿para qué?
no quiero palabrerías que se han de romper,
dejémoslo a la conquista del día a día;
¿quién sabe? y nos llegue a... ¡sorprender!
Y si tu partida llegara un día
sin derecho alguno te reclamaría
pero convencida estoy
que algo de mí te llavarías.