No me inventes... grafito imbecil...
ni me grites, que me humillas.
Humillado en retrato parodico
que no logro culminar.
Que me vomita a la cara
una condensada carcajada
de imagen enfisematósa.
Me ha dolido el dibujo...
Parezco divorciarme de él,
o él oficio me deja... se cansó de
sufrir las desgracias mediocres
del amor que le brindé
sin amor en los contornos.
El realismo depurado
el reloj que detengo cuando dibujo
un retrato que no se parece
ni a lo equivocado
sino a lo correcto de la negación.
Te odio, grafito egregio...
Te admiro, canalla brilloso.
Me humillas haciendo que repita
con delirios de espejo
el rostro que huye del modelo
que se esconde en la procrastinación,
que está detras de la foto
en la otredad el miedo.
Y miedo tengo yo...
Que te amo y te admiro
Que sin el dibujo me quito el ombligo...
que sin ti, Ilustración
no le puedo dar vida a este monstruo
que desde mi infancia
recrea veleidades.
No abandones a quien te ocupa,
señor claroscuro...
Carroñero que se sirve de mi fracaso
que te borras y regresa tu alma al lápiz.
Pérfido agotador,
humanidad de la deshumanización....
Celoso del tintero. Te amo.
Blas Roa