Todo es oscuridad
en mi silencio amargo
¡Oh! mariposa mía
de mi dorada flor querida!
qué inquietante es mi andar
para verte y caramelearme
en tus bellísimos ojos.
En el sentir doliente
en el cerro de tu montaña
que sueña en las leves
y verdes brisas del alma
para decirte: artemisa mía,
te quiero entre mis aguas
en tus doradas playas
ansiadas conchas y perlas.
Al pie de las arenas
de las barcas negras
besaba yo tus ojos
para quererte en el limbo
eres mi desesperación
mi corriente sanguínea
del ardiente amor
que en mí se perpetúa.
Se dilata la pasión
entre las lechugas
los zancos de musgos
suspiro en un beso
para dormir el sueño
en las dunas de tus ojos
más mi barca varada
en la batalla y la locura.
Eres mi frenesí
el alfolí de sangre
que devora y aniquila
el centro de mi vida
mi adorada musa
que dolor que ahoga
solapante que invade
mis dorados sueños.
Hechiceros sueños
del imborrable amor
que loco en mí
como misteriosa sombra,
que nunca, nunca,
se aparta de mi ser.
No sé por qué
te presentas siempre
en la esplendorosa noche
como la luna roja
posándote en mis labios
para beber el zumo
que nos lleva a la gloria.
Goteo de miel
cristalino que cae
de los dóciles bosques
de las cálidas estrellas
de estas divinas fuentes
deseadas y amadas aguas
que nunca beberé contigo.
No sabes cuánto te amo
amor de mis consuelos,
amada mía, mujer de olivo
que se anuda mi ser
se me tullen los dedos
los nudillos del alma
y me voy desaguando
se va filtrando mi vida
por querer tenerte.