LA CARTA
\"Te has convertido en mi dulce agonía
cuando te pienso y te abrazo cada día...\"
He recibido tu carta cual libélula plateada
posándose en cada ruta que recorre mi alma.
Allí me dices ¡Cómo quisiera!
y ese quisiera se hizo agua
en mis pupilas de verde mar,
y se volvió aromas de tu piel morena.
Ese quisiera se pintó azul
con el cielo de tus bellos ojos negros.
Ese quisiera volaba como tañer de campaniles
encendiendo los tumultos de mi aliento.
Ese quisiera ascendió al firmamento
me cortó una estrella de regalo
y esa estrella fue verso en mi pecho
con el sabor de tus dedos impregnado .
Ese quisiera me trajo tu flamígero horizonte
danzando en el incontenible drenaje de tus palabras.
Acaricié tu carta pensando... que es a ti a quien tocaba,
besé tu carta pero... es a ti a quien yo besaba.
Guardé tu carta pero es a tu amor al que atesoraba.
Ese ¡Cómo quisiera! ya se incrustó en mi alma
y es la forma de tu letra que me dejó tan enamorada.