MI SEÑORA PETITA
Por ti vivo y he de vivir siempre hasta que mi vida se extinga,
Eres lo más sagrado que han visto mis ojos,
Por ti conocí la luz al salir de tu vientre,
Al lado de la luna eres el lucero de ojos cafés que amare siempre,
Eres de esas cosas divinas que Dios les comenta a sus ángeles,
Que existen en la tierra,
Eres la sombrilla que me protege de la lluvia,
Eres el viento que despeja los miedos a donde voy,
Eres el aliento que me inspira a ser mejor de lo que soy,
Eres mi madre, mi amiga, la única santa de mi religión,
Santa porque vivo 18 años presenciando tus vividos milagros,
Como cuando curas de fiebre a tus hijos,
Como cuando diste a luz a Marcelito,
Y contra todo pronóstico medico ahora somos tres,
Tus descendientes, tu sangre, hijos de tu vida, fruto de tu vientre,
Y qué decir de despertar a mi papi al trabajo
y a nosotros al colegio, Y a la escuela,
La única que me motiva a arreglar mis desordenes,
Por eso eres la única flor de mis desordenados jardines,
Que los Dioses me castiguen por alguna vez no valorarte,
No escucharte, por aquellos berrinches inmaduros, por no mirarte,
Pero que no me quiten el privilegio celestial de quererte,
De abrazarte, de saber que vine de tu vientre, que comí de tu pecho,
Que soy tu sangre que duermo con tu bendición,
Porque bendita eres entre todas las mujeres,
Mi señora Petita entre todas las mujeres no habrá otra como tú.
Autor: Félix Alexander Lozano