Te quiero, lo sabes,
pero te voy a decir que no;
no eres de amar largo.
Demasiado joven, como yo, sí,
pero no te culpo,
simplemente te digo que no.
¡Y qué pena!... Porque,
aunque lo sabes, no te imaginas cuánto te quiero.
Y me va a doler,
porque sólo sé hacerme daño;
y te va a doler,
pero a ti tal vez un poco menos...
Y por eso te digo que no,
porque lo sabes: te quiero.