Al tiempo que te fuiste… Te extrañé
Mis labios secos, buscaron tus labios, sin hallar.
Me quedé en el frío invierno de tu adiós.
-Llegué llorando a mi destino-
Hojas secas, de mis sueños muertos.
Ojos vacíos, por un amor desventurado.
Voy cabalgando, en ancas de la vida.
Suspirando, por el amor, que no tendré jamás.
En la tarde, de la espera, de tus brazos,
me envuelve, el desconsuelo sin regreso
espumas de mares naufragando,
por el espacio sediento, de mi cuerpo.
En olvidos, y fracasos, me he quedado
Para qué pedirle, cuentas, al destino
-Te llevó sin mi consentimiento-
mil olas, me envuelven, en tu recuerdo.
Me quedo, con tus besos y caricias.
Nada dejo, nada me llevo.
La vida me quitó lo que más quería
Cuándo amé, fui amada
Mil lunas son testigo.
La cuenta de mi vida está saldada.
Me quedé, en el ocaso, de mil soles.
Nada me llevo, porque nada traje,
me quedo, con los recuerdos de un amor
que me dio, poemas y canciones,
su vida, y su alma
en cada noche de amor.
Alicia Pérez Hernández
-No es la pluma la que escribe es el alma-
En la tarde con mí amada azteca ali
Palpitar de un beso encendido
en la tarde ida -con mi amada azteca ali-
por los alcores.
El aire lleva
\"perfumes\" de primavera.
Mar y cielo azul se engalanan
en tules de arrebol.
Dos almas (la tuya y la mía)
en un beso sienten la poesía.
Vivo en la vida,
en el vacío nado,
en la hoguera de la imaginación
se calienta la entrepierna,
en la alcoba de la ilusión
arde la fantasía.-eres tú, ali mía-
La luna se acicala
para la noche
de la gran fiesta.
Amándonos los dos.
Por el ocaso ondea
la estela luminosa
de mi ardentía.
Soy fuego tu boca ardida -nunca
el amor ciego sea-.
Suspiro por las ninfas de Judea
-desnudas juguetean-,
por las náyades del bosque
-entre hojas juguetean-.
-Mía eres Alicia en esta tarde y siempre-
Salvador 21-4- 11- Úbeda-