Raúl Daniel

Ex-compañera

Ex-compañera

 

Me dijiste que cerrabas tu puerta,

que no había más emoción,

que en el desacuerdo cotidiano

se apagó el ardor y la pasión...

que te sentías como muerta.

Y yo, ya sin fuego por ti,

te di la razón...

 

Pero quiero confesarte que aún te amo,

aunque es con un distinto amor...

nunca pude llegar a odiarte

y todos los días pido por ti a mi Señor;

veintitrés años acompañaste mi vida,

y hoy te digo, querida:

¡nada tengo para reprocharte!

 

Cuando de ti me acuerdo

(sobre todo cuando cae la tarde

o algún olor a pizza se siente en el aire),

me parece que te veo callada, trabajando,

y en tu mano, tu eterno mate...

 

Oh, compañera ausente... ¡cuánto me dueles!,

¡cómo quisiera verte otra vez...!

tengo tanto que contarte...

te extraño, ¿sabes...?

 

¿Quién como tú con quién hacer planes...?

y realizarlos... ¡sudando!,

luchando a mi lado...

¿Recuerdas que hicimos una casa grande

y con cuatro niños la adornamos...?

¡Cuánto nos amamos para lograrlo!

Un par de negocios... un auto...

¡Cómo me cuesta creer que nos hallamos separado!

 

Mi vida (te cuento), ahora es muy diferente,

otra ciudad, otro país, otra gente...

Igual, yo soy feliz... (¿no es extraño?),

a pesar del enorme daño.

 

En éstos pocos pasados años,

todo cambió para mí, ya no soy el mismo,

(hasta podrías no reconocerme),

otra profesión, otro nombre y hasta otra mente.

 

Sí, muerto al pasado

y en nueva vida, resucitado,

(lejos), pero también, como en esa otra

que hice contigo:

conocido, respetado, querido y muy ocupado:

tanto, que poco descanso.

 

Mas... no pasa un día en que no te hablo,

¡aún discuto contigo y te digo lo que hago!

Lejana, borroso tu rostro en mi recuerdo,

¡años sin vernos! y, aunque no quieras y no quiera,

sigues siendo mi compañera,

con “ex-”, pero mi compañera al fin.

 

Aunque no toque tu piel morena...

aunque ya no trabajen para mí tus manos buenas,

(tal vez conversas conmigo tú también).

 

De cualquier manera

no estamos del todo separados,

te llevo en mi memoria todo el tiempo,

junto con tu mate, tus pizzas y tu cuerpo...

¡en el que bebí tantos fuegos!...

 

¡Qué importa si luego terminara!,

mientras duró fue bueno...

y ahora ¡adornas mis recuerdos!