LIZ ABRIL

LIBRE DE CULPA

Te exonero. 
Estás libre de culpa y cargo. 
Soy la única culpable
de lo que sucede en mi cabeza. 
Este martilleo. 
Este repiqueteo 
constante de tu nombre 
como si fueran campanas 
tañendo al viento.
Abro los ojos 
y me asalta tu recuerdo. 
No se si lo traigo 
prendido desde un sueño.
Voy caminando 
y al compás de mis pasos 
se repite en la vereda. 
Soy culpable 
y ya tengo  la condena.
No importa lo que esté haciendo 
mientras pasan las horas, 
día tras día 
estás en mi pensamiento.
Y lo acepto. 
Lo decreté una y mil veces. 
A través de los años juré 
que no iba a olvidarte. 
Lo prometí y jamás 
rompo una promesa.
No importa si mi recuerdo 
se esfumó de tu memoria. 
No importa si ahora eres 
como el humo o como el viento.
No importa si aquel amor 
se perdió o se murió.
Si fuiste un espejismo 
o pura imaginación.
Camino y no estás aquí. 
Miro y no te veo.
Mi piel ávida de caricias 
no se encuentra con tus dedos.
No reconozco tu voz 
perdida entre otras voces.
Y hay un tremendo vacío, 
un pozo oscuro y sin fondo
dentro de este corazón 
que aún sigue palpitando.
Pero tú... 
¡estás libre de culpa y cargo!
¡No se puede culpar a un sueño!