Arrimado a tu balcón
contra el seno de tu ventana
cayendo en las gramas
del ceniciento corazón.
Apabullado el león
como hijo que vale nada
a cien metros y en picada
está mi cara en estrellón.
Me reprimo la tentación
de no verte usar mi almohada
como princesa que duerme alada
haciendo de mi un almidón.
Y las bragas que son razón
para razonar sobre la cama
de coladero la mas cercana
a lo que quiere mi condición.
Si el encaje no es mejor
si la tela no es hilbanada
por los duendecillos y las hadas
que confecciónan tu camisón.
Está bien si dices no
correcto si dices nada
tu no eres sino esclava
de tu propia secreción.
Al planeta que te mande yo
cuando clave mi banderada
en el epicentro de la engomada
zona rosa del armagedón.
Está bien si dices no
correcto si es gritada
la terminación semi-olvidada
cuando uno ya acabó.
Blas Roa