Tu castigo fue duro,
Pero gracias a ese castigo.
Aprendí la lección…
Y hoy, veo que, las palizas que me dabas.
Fueron las que me encaminaron
Por el camino del bien…
He visto, como muchas madres.
No castigan al niño.
Y este, al paso de los años…
Lo va haciendo peor…
Por eso Madre, te doy gracias.
Por esos correazos. Que me hicieron, entrar en razón.
Madre, querida de mi alma
Te bendigo y pido a Dios…
Que te tenga allá, en la gloria,
Junto a mis otros seres queridos.
Pronto estaré contigo…
Ya que mi cuerpo, esta viejo y cansado…
Y sé que la muerte, es la liberación del espíritu.
Y que la verdadera vida, esta… al pasar la puerta del más allá.
Espérame en el cielo.
Te fuiste primero…
Y muchos, así como yo
Desean, el momento glorioso… De reunirse con los que se han marchado.
La vida
Es tan corta.
Y tan grande el recuerdo.
Que mis ojos se inundan, al recordarte.
Autor: Miguel Hernández Ledezma