Un día, en mi pensar sereno
ante la realidad adusta de la vida
decidí lo que pensé mas bueno
para mí, y me uní a la soledad temida,
eran aún verdes las ramas de mi anhelo
cuando dejé la sociedad podrida
vagando entonces como un alma sola.
Llegué a ser el animal que la grama muerde
y la desecha mas tarde por la cola
queriendo ahogar los versos infelices
que por falta de verdad su aroma pierden.
Preferí pues, vagar como pobre ánima sola
que pulular con las liras que me pierden..
En el proceso eterno de la vida
toda materia es transformada,
tanto así que por lo labios de una herida
la infecta carnaza en pús es desechada.
El cuerpo de la Musa tan amada
en guarida de gusanos se convierte
al embate grosero de la muerte,
lo mismo le pasa al pensamiento
del amor, cuando el olvido llega
tornándose en recuerdo polvoriento
y desierto al que la lluvia niega
del agua su vital sustento.
La belleza en el amor no es más
que la fuerza que lo atrae
con ansia pertináz
y al caducarse con dureza cae
como la hoja del árbol que en otoño
espera la siguiente primavera
donde le brote quizás nuevo retoño.
Es el caso del amor, ¡pura quimera!
pues una vez que pierdas la belleza
no habrá un ser piadoso que te quiera.
La juventud desperdiciada
en el amor, es la manzana que no logró
cosechar el hombre lerdo,
siendo después comida para el cerdo
que ni el bagazo respetó.....
Solo un amor perdurará
para tu cuerpo contrahecho:
¡EL DE LA TIERRA!...que un día envolverá
como una Santa Madre tu huesudo pecho,
y en el lugar donde al final reposas
de gusanos hambrientos en el lecho
transformará tu ser desecho
EN UN JARDÍN PLETÓRICO DE ROSAS.