Valió la pena, si valió la pena,
llegar a tu destino aunque fue un breve tiempo
y poder ver el mundo de un ángulo distinto.
Caminar a tu lado por calles y por plazas,
deshojar los quebrantos, perfumar los anhelos.
Abriendo, extraños, para mí, los senderos
en una noche de dulces sensaciones
ver las aguas danzantes, cual pantalla magnifica
ver como en ella ardía reflejado el fuego de los dioses
y de pronto, ver aparecer el cóndor en su mágico vuelo
mientras sonaba su bella melodía de fondo
y en nuestras almas la emoción reventando
Y saltando de alegría, abrazarnos y besarnos
mientras decían tus labios:” Valió la pena”.
En otro de los encuentros por nuevos horizontes
En busca de nuestra identidad, de nuestra historia,
contemplar la majestuosidad del “Señor de Sipán”
que a nuestros ojos maravillados revelaba
Su poderío ancestral…,
y decir nuevamente:
“Valió la pena”…
Un nueva aventura que juntos maquinamos
Contando las monedas y llenos de emoción:
ante los ojos absortos de tanta majestuosidad
Y mi corazón latiendo de ansiedad
( me cumplías un sueño) conocer “La blanca ciudad”
que al verla al menos a mí, me dio felicidad.
Recorriendo sus distritos, sabiendo más de ella
oírte siempre decir:”Valió la pena”.
Pero el lugar más cálido que albergan mis recuerdos,
donde siempre se daban nuestros bellos encuentros
donde a veces nos perdíamos entre las sombras nocturnas
y a la larga la fuimos conociendo.
Donde por calles que conocen nuestros pasos
en dulces horas recorríamos, del “Ovalo Grau”
al “Ovalo Bolognese”,
buscando qué comer en cada esquina,
o comprando pan o entrando a una pollería.
Ya conocíamos dónde quedaban las oficinas de transportes;
ya conocíamos las cabinas para poder conectarnos
desde donde estábamos y entrar al internet y saludar a los amigos,
Yo, con el alma desbordando ilusión, completamente enamorada…
Ya esos tiempos, se pierden en tu olvido, en la nada
pero son míos y los llevo en mí, guardados
¿Cuántas fotografiamos nos tomamos?
Cientos, de ellas están llenos mis archivos
en los que me recreo y sonrío... sonrío,
mientras lágrimas amargas brotan vertiginosas
de estos ojos que contemplan todo lo recorrido
y que hoy, lloran por ese amor perdido…
Y, aunque mi mente estalle de recuerdos;
y el pecho me estalle del dolor;
y los ojos estallen aguaceros…
Me repito mil veces…,
por todo lo vivido:
Si… ¡Valió la pena!