Sentada sobre el borde de la cama y con solo la mirada, ella le cuestionó:
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¿Debería construirle un santuario entre las columnas de mi templo?
¿Crearle un nido entre mis colinas?
¿Encenderle una vela en los pétalos húmedos de mi rosa?
¿Podría convertirme en su Afrodita o su Diana Cazadora?
¿Desearía que fuese la Walquiria que lo lleve a la puertas del inframundo entre mis piernas?
¿Ó ser el ángel que le calce las alas en el talón de Áquiles?...
Probablemente sólo desee que abra las alas de mariposa y aletee.
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Luego de la brevedad silenciosa de las interrogantes, ambos enloquecieron.
H. S. S.