Siento el manantial de tu amor
evaporarse entre mis manos,
veo tu mirada lánguida,
perdida en lontananza...
dime ¿a dònde se pierde tu mirada?.
No percibo tu presencia
en mi morada,
aquella, en la que entraste
un día, de madrugada
y en la que prometiste
vivir eternamente...
La que fue refugio
en tus días desolados,
la que fue calor
consuelo y esperanza...
¡Aquella morada,
que es mi alma!
Ya no veo el brillo de tu mirada,
ni la chispa de pasión
que de tus ojos fuguraba,
ni aquellos besos
que me calcinaban,
ni aquellos labios,
que me hechizaban,
ni siquiera esos brazos
que me estrecharan
con ternura.
Ya no siento
tu cálida caricia,
tampoco escucho
el eco de tu risa..
Hoy sólo siento,
que mi fe, ya está perdida,
igual como se pierde
la ilusión, cuando te olvidan.
Felina