Me gusta ver esa
hilera de pasos
que te siguen,
cuando pasas erguida
como palmera
bamboleándose,
con música de aire
y con ojos de cielo;
me gusta oír esa sinfonía
cuando pisas
grano por grano la arena,
y sumerges
tus aletas azules de sirena
glaseadas de sal,
y das color
al perverso océano
de mis deseos.
Hermes
Aoncedemayodedosmilcatorceenvillavicenciometacolombia.