Caminando lento voy por la vida,
queriendo ser auténtico, veraz,
dejando mi signo, una huella fugaz.
Ser potro salvaje, libre, sin brida.
Mirando lejano, el amplio horizonte
me siento muy satisfecho de lo hecho.
Me he partido. He ofrecido mi amplio pecho,
he sido agua fresca en el seco monte.
La sonrisa agradecida me llena,
la mano débil que apoyo, me eleva
servir, ayudar, merece la pena.
No soy un santo, ni pretendo serlo.
Al indefenso quiero protegerlo,
desarrollado su potencial verlo.
Pretendo dar sentido a mi existir,
lo poco recibido compartir.
Sereno estar en mi último partir.
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