Entre sueños austeros y sombríos
se despiertan sentimientos desconfiados,
que se esconden tras el velo de la aurora,
obsequiándonos recuerdos del pasado.
Se revelan palabras silenciadas,
por las arras del tiempo y el olvido,
son como huracanes desgastantes,
consumiendo sin perdón a lo prohibido.
Se retoma el juicio de los muchos,
sin preceptos se han quedado casi helados,
y se mueren en la cumbre de su astucia,
pues no vencen los que explican demasiado.
Que prosigue después de ese sollozo,
donde exhibo las flores que he guardado,
me retiro de esta lucha sin sentido,
vencedora por derecho a lo ganado.