Su cerebro se retuerce
cual toalla mojada,
aprieta y aprieta,
y las ideas se desangran.
Parado frente al vacío,
piensa en no pensar más,
que paren de martillar,
las ideas más macabras.
A un solo paso
del eterno descanso,
nadie imagina
la decisión que va a tomar.
Siempre prolijo para todo,
deja la ropa planchada,
las camisas bien colgadas,
y esos trajes que tan bien le van.
Dijo todo lo que sentía,
lo disparó a destajo,
ya no queda más que ese simple paso,
para liberar su mente agobiada.
Y allí está mirando al horizonte
que se empieza a apagar,
sin pensar en los demás,
solo quiere escapar
a una realidad que lo machaca.
Finalmente...
da el paso,
y como él todo se viene abajo,
decisiones que dejan un tendal...