La imprudencia asecha con intriga y desesperanza mi portal, tal vez en la espera de mi declive, quizás en la espera de mi pronta enajenación y consternación infundada por la desolación que azota mi alma. Desolación ¡oh! Desolación, piadosa desolación… ¿consolarme puedes? deja que el silencio que viene contigo me embriague, deja que la muerte haga su efecto que la tristeza y el flagelo de la agonía existencialista apacigüen mis baladíes sufrimientos inverosímiles a tu juicio pero no al mío, deja que aquieten mis distorsionadas ganas de vivir en el aquilón de la intelectualidad, deja que sean desechadas y que afloren de una vez por todas la valentía ociosa en lo recóndito de mi ser. ¿Que es el amor? me pregunto intrigado ¿que es el miedo? me pregunto amalgamado en medio de mis dos realidades, son ciertas me confirmo son falsas delibero mas falso no es el sentimiento que ha surgido hacia ti mas cierto es mi tormento al pensar que no estas aquí pues tuyos han tornado a ser estos esperpentos estos indefinidos locos e insensatos sentimientos.
Mio, tuyo; siempre en mis pensamientos.