Amor de tarde siguiendo a Mario Benedeti en su 5º aniversario luctuoso
Mario
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.
Alicia
Cuando miro el reloj, no sé, si quiero estar contigo.
Veo las horas pasar, y no me decido.
Me dan calambres, sólo de pensar, que no estás de humor,
cuando te veo estirar los músculos, de la espalda.
Cuando te levantas y escucho, tus pisadas
Me arrepiento de haber venido, siento inútil, estar aqui.
Mario
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.
Alicia
Ya no sé, cuando hablas en serio, o en broma
cuando veo tus manos apresuradas a abrazarme,
Veo el reloj, y creo que llegué a tiempo,
de verte sentado, frente a la computadora.
Y es cuando digo ¿A qué vine? éste ocupado en teléfono
O me ve, como una máquina registradora.
Mario
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme \"¿Qué tal?\" y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.
Alicia
Ya me cansé, de ser, tu sorpresa inesperada.
Mientras tú, miras el reloj, para ver cuánto tiempo, me quedo
O, si sólo, llego y te digo: ¿Qué tal, cómo te va?
No sé, si esperas mis labios rojos, sobre tu camisa,
O, sobre tus labios, cómo siempre andas muy ocupado
He dejado, de ver el reloj, no quiero cuestionarme más.