Fotografía de Marco Antonio Durán Durán, mi suegro.
Madrecita si tus penas
jamás escuchamos, fue porque
nunca lamento alguno salió
de tus labios, te imploramos
perdón madre querida.
Gracias por el cariño
otorgado, por los momentos
de alegría brindados,
por las tristezas compartidas
y en ellas nuestras lágrimas
enjuagamos.
Eres ave que surca los
cielo, ráfaga que da consuelo
ante la caricia ardiente del sol,
mujer incondicional que entregó
su cariño por igual.
La de sonrisa resplandeciente,
que a pesar de los quebrantos,
tú mi reina, siempre estuviste
regia, nunca una pena menguó
en tu rostro.
Tu recuerdo
está en nuestra mente, habitas
nuestro corazón y de nuestra alma
eres huésped, nunca te olvidaremos
porque vives en cada segundo
de nuestras vidas.
Sé que cuidará de nosotros,
velara por sus hijos, nunca
estaremos desamparados,
dulce flor de esplendor siempre
nos guiarás, serás roció
para tus nietos y bisnietos,
refrescando sus lamentos.
Magali Aguilar Solorza
(Quiet Night)
Sábado/Mayo/10/2014 12:13:25 pm
Autora mexicana
POEMARIO EL CLAMOR DE MI ALMA Página No 78