Después de ver una vez más sus ojos mujer
no puedo mirar otros más ni aún sin querer
pues son ellos los que con un gran placer
admiro, extraño su ausencia y siento en mí ser.
Después de mirar sus labios de lado
una y otra vez estando aún reposado
me he quedado perplejo y anonadado
de una manera tal como embelesado.
Y al verla pasar con ese talante maduro
ese pelo al aire, suelto y de color oscuro
manifiesta que tiene un porte seguro
que eleva incluso hasta un gran muro.