El amor nace con porno
y si prospera termina en el horno
y el porno hay que olvidar.
Por una razón elemental
todo lo desconocido
despierta los sentidos
y lo conocido
en siesta universal.
El amor no es tan malo
y mucho menos pervertido
pero todos los juegos prohibidos
por decencia hay que olvidar
a cambio de eso hay una cena
caliente cada noche
y a cada tanto un coche
en la puerta del hogar.
En la comida se habla
del futbol y de política
se analiza la situación crítica
del presupuesto del hogar
y el hombre acusa cansancio
la mujer mucha angustia
y en estas condiciones mustias
quien puede pensar
en pornografiar
un nuevo verbo
que no tengo para que explicar.
El amor nace con porno
por no decir atracción
sexual.
Y muere
por interés comercial.