El alegre viento en la tarde canta
bajo el frío manto de la neblina
mientras el sol a lo lejos declina
colmando mi alma de nostalgias tantas.
De pronto la tristeza se me espanta
y me invade una alegría genuina
porque al mirar la tarde campesina
la euforia en mi existencia se agiganta.
La paz inmensa del paisaje andino
junto a las aves que dejan sus trinos
y la paz de la gente por las calles,
va desdibujando el cruel urbanismo,
y yo encontrándome conmigo mismo
disfruto la frescura de los valles.
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
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Bajo el Número 55620514
Maracaibo, Venezuela