Ante este dolor que ya es consuetudinario
que me acerca a la idea necesaria del próximo fin
por tratar de ser hombre precavido, por si acaso,
me despido de todos mis desconocidos.
Ay! es un dolor ligero , tenue y aparece solo
cuando intento ser feliz de todas maneras
ésta espina se presenta el rato que no imagino
para recordarme que soy hueso y pluma
arrastrada y quemada por el fuego de la vida.
Y no me imagino que iré a un lugar especial
que la vida puede cansar de tal manera
que no esperaría otro sueño tan maravillosamente triste
tan deslumbrantemente desesperanzador.
Solo sé que no extrañaré aquellos mares grises
aquellas montañas azul-violetas y desérticas
los muelles fríos de extraños países soñados
los libros llenos de polvo y ácaros que solo hojee.
Adiós, entonces, si es que no regreso
todo adiós es solo el comienzo de algo efímero
como la vida y las ilusiones que la llenan.
Como lo diría Neruda, confieso que he vivido
sin haber conocido ninguna primavera
ningún invierno de esos que hielan la sangre.
Gracias doy a la vida, por cierto, amigos,
porque si no lo hubiera vivido no la creería.
Regresaré a la ceniza y al vientre, al origen,
a las profundidades del mineral, a la cueva
donde la luz desfallece llena de sombras.