Murialdo Chicaiza

DESPEDIDA CRUCIAL

  

Ante este dolor que ya es consuetudinario

que me acerca a la idea necesaria del próximo fin

por tratar de ser hombre precavido, por si acaso,

me despido de todos mis desconocidos.

Ay! es un dolor ligero , tenue y aparece solo

cuando intento ser feliz de todas maneras

ésta espina se presenta el rato que no imagino

para recordarme que soy hueso y  pluma

arrastrada y quemada  por el fuego de la vida.

Y no me imagino que iré a un lugar especial

que la vida puede cansar de tal manera

que no esperaría otro sueño tan maravillosamente triste

tan deslumbrantemente desesperanzador.

Solo sé que no extrañaré aquellos mares grises

aquellas montañas azul-violetas y desérticas

los muelles fríos de extraños países soñados

los libros llenos de polvo y ácaros que solo hojee.

Adiós, entonces, si es que no regreso

todo adiós es solo el comienzo de algo efímero

como la vida y las ilusiones que la llenan.

Como lo diría Neruda, confieso que he vivido

sin haber conocido ninguna primavera

ningún invierno de esos que hielan la sangre.

Gracias doy a la vida, por cierto, amigos,

porque si no lo hubiera vivido no la creería.

Regresaré a la ceniza y al vientre, al origen,

a las profundidades del mineral, a la cueva

donde la luz desfallece llena de sombras.