Busca en la mirada
de la gente, en su miseria,
en su, grandeza, busca ese sonido
que al decir no sentencia.
Busca por los senderos donde
caminan traicion y engaño,
por los mares donde flotan
el dolor y el enfado...
...Que también hay una luz
que brota en boca ajena,
risas y llantos !palabras! que
al escucharlas, merecen la pena.
Dilo, no tengas miedo,
dilo y alza tu ingenio
que la palabra que del corazón
brota, no sabe de silencios...
...Porque son flechas que silban
en el aire, o armonías
que danzan en la madrugada,
un oasis en pleno desierto o
tormenta que pare la garganta.
Habla, no enmudezcas
y grítalo con locura al
mundo entero !Confiésalo¡
que vivir de la batalla
de tu boca, no hace
grande a su guerrero.
La palabra es fé, ciega
creencia sin condición;
la rabia que nada en su egoísmo
!lágrimas de emoción¡
un rostro a veces sin mirada,
y esperanza en la desesperación.
Puede ser también veneno,
un elixir aterrador,
o el ungüento que une los trozos
de un descompuesto corazón.
Es la palabra, un fuego cruzado
o una gran solución
o un inmenso antídoto,
o un buen remedio
o la esperada reconciliación.
Benditos esos labios que al murmurar
hacen de su ruido una canción,
y entre suspiros esperanzadores
son capaces de pedir perdón.