No ilumines el cielo si no pretendes,
No pretendes soportar la sangría
De la lluvia dulce y fría
De la lumbre que no entiendes.
No acaricien tus labios, honrosa derrota
Para mentira ya miente la vida
No apuñales, con la daga fría
Que de mi alma solo queda una gota.
No rocíes veneno en mi corazón oxidado
Si he de sentir quiero hacerlo consiente
No bailare al ritmo de la serpiente
Si ha de ser así, quiero ser olvidado.
No! No me engañes de nuevo, fértil dulzura
No me vendas destinos inexistentes
No brindemos del cáliz de los pendientes
Me besas, te beso y se acaba la duda.