Cuando miro tus ojos
y me pierdo en su abismo,
todos los acertijos
encuentran la respuesta.
Eres la pieza ausente
en mi rompecabezas.
Tú me hablas y yo escucho,
grabo bien tus palabras
para desmenuzarlas
buscando alguna clave,
para cuando tus pasos
se alejen tras la puerta
y me asalte el recuerdo
de tu espalda alejándose...
hasta el próximo encuentro.
Absorbo tus palabras
cual añejo licor
bebido sorbo a sorbo.
Cuando miro tus ojos
ya no veo tu cuerpo.
si la piel se te arruga,
si caminas más lento.
Si el cabello con canas
te hace tal vez más viejo.
Cuando miro tus ojos...
yo veo al hombre que amo,
puedo leer en ellos
tristezas o alegrías,
ternura o soledad,
secretos o mentiras.
Tú no te das ni cuenta,
caigo en el precipicio
sin fin de tu mirada,
sin frenar la caída,
aunque sólo quisiera
aferrarme a la orilla,
con los puños cerrados
mirar para otro lado.
Se revuelven mis tripas,
se anuda mi garganta,
siento un frío en el cuerpo
que hasta el alma me cala.
Cuando miro tus ojos
todo a mi alrededor
se transforma en la nada
y nada importa más
que arrojarme un instante
en ese abismo negro
y hondo de tu mirada.