Recuerdo no sé si en mayo, si aconteciera en abril,
que éste que escribe fue yayo y se convirtió en lacayo
de una rosa en su jardín.
Y es por eso que yo hoy con mis lectores me explayo
y les cuento y no me callo gritando mil veces mil
que esa flor salió de un tallo.
Y aunque a mi me parta un rayo, me reprochen lo que diz,
ese día del mes de mayo, que quizás fuera de abril,
ser abuelo ¡hoy me desmayo! a mí me hizo muy feliz.
Mas no piense quien me lea que exagero para así
que su ternura obtuviera y únicamente un ardid,
una simple argucia fuera.
Que aquella cosa chiquita y mimosa, tan bonita,
vestida toda de añil, me hizo subir al parnaso
y soñar en primavera.
Y aunque nadie a mi me crea y que nadie me haga caso
ese dia del mes de mayo que, o quizás fuera de abril,
feliz fuí como un payaso y sigo así de aprendiz.
Soy abuelo, sí ¡qué pasa! y estoy como un regaliz
que fluye suave y abrasa hasta invadir a la nariz.
Y aunque me tomen a guasa o me miren de soslayo
y haya quien me grite ¡yayo!
y aun más, jarten de reir, ¡bendigo a ese calendario!.
Yo me mofo del mal fario,
no piensen que estoy senil ni que soy un ordinario,
que ese dia del mes de mayo que, o quizás fuera de abril,
de dormir al cielo raso pasé a mi cielo a dormir.
©donaciano bueno.