Una rosa siempre es bella,
hasta que te pinchas con la espina;
entonces el dolor te acongoja,
y no ves mas la rosa; sino la espina.
Pasaron unos meses,
y nada podía ser más perfecto;
un día él conto su pasado,
y ella le dijo su pena.
Él, un príncipe azul
de los cuentos infantiles,
pero era sólo un disfraz;
de un lobo rapaz…
Ella, una princesa
bajo la tutela de un dragón,
él, era prohibido en su vida,
mas ella siempre calló…
Tras su confesión;
él juro amarla cómo nunca amo,
y ella tras su desahogo,
prometió batallar por amor.
Ese día todo cambiaría,
lo difícil se venía;
fue la prueba a aquél amor…