Entre el amar y el apreciar
existe una diferencia.
Dos seres, dos distintas maneras de sentir,
ambas valen.
A veces pienso que tu sentir,
tendría que ser igual al mío.
Gran error, sabes que siempre
sé reconocer mis errores.
Este es uno más,
uno de los dos, ama,
el otro, aprecia.
¿Cuál es uno y cuál es el otro?
Uno soy yo, el que ama,
el otro eres tú, la que no ama,
solo me aprecias.
La que a través de tus palabras
me he fabricado una ilusión inexistente.
Una ilusión que me hacía comportar
con optimismo, con alegría, con ilusión,
con la felicidad de tenerte en mi existencia,
con varias afinidades.
Pero con distintos sentimientos del alma.
Pero hoy, he despertado de verdad,
de esta, mi creencia, mi sueño,
la que me hacía vivir mis días
con la plenitud de una esperanza.
Hoy tengo una alegría interna.
Pensar que en tan breve tiempo,
todas las esperanzas y amor que tenía,
serían compensadas con una similitud
de sentimientos, los tuyos.
Definitivamente me he dado cuenta
de que estaba equivocado.
Y me sorprende en la forma
que lo he aceptado.
Deben ser los rayos de luz
que me envía mi Dios de las alturas.
No más penas, no más tristezas,
basta de llantos internos, y de sueños vanos.
Me parece increíble lo que estoy escribiendo.
Es porque así lo estoy sintiendo.
Adiós a mis amarguras,
he vivido todo este tiempo,
con una esperanza, una creencia.
Equívoca, pero ya he confirmado
un sueño que solamente eso ha sido.
Un sueño...pero en la seguridad, amiga,
ya no más he de llamarte amor,
que me he arrancado del alma
este gran fuego intenso
que en ella existía.
Por ser realista, por aceptar
un sentimiento que nada tiene que ver
con el que yo sentía.
Bien dicho, con el que yo sentía...
lo he matado, porque tu razón, me ha ayudado,
y estoy inmensamente agradecido.
Tú has sido la que me ha puesto en esta realidad,
soñaba con tu amor, lo creía posible.
Pero tu alma y la mía tenían distintos sentimientos.
El iluso era yo, hombre de fe, lleno de amor.
Pero tu realidad del alma es otra,
incompatible con la mía.
Tienes y te doy la razón.
No he de lastimar más mi alma.
He despertado de un sueño imposible,
ahora he de vivir una realidad.
La que siempre debí haber tenido.
Pero pensé que al transcurrir del tiempo,
tú sentirías lo mismo que yo.
Nuestras almas no han nacido una para la otra.
Son distintas, no sienten lo mismo.
Ya considero mi alma separada a la tuya.
Antes por amor, todo lo aceptaba.
Porque soñaba...ahora la realidad
me hace aceptar con almas distintas,
lo que antes mi alma ansiaba,
porque tenía esa gran esperanza...
que se ha desbarancado, al aceptar
esta realidad de sentimientos opuestos.
Pero quédate tranquila y serena,
sé no tendrás cargos de conciencia,
porque tú sentías por mí lo que sentías.
He sido yo el equivocado,
mi alma cantaba cánticos de amor,
pero estaba equivocada.
Tampoco yo, a pesar de lo que sentía,
he de quedar con cargos, con penas,
no, así no será.
Te amé tan loca y desesperadamente,
que la luz de Cristo y tú,
me han hecho ver una realidad.
Antes, por mi ceguera de amor,
no podía percibirla.
Caminaba por la vida con una venda en mis ojos.
Hoy los descubrí, y veo una realidad
que antes no tenía.
Ahora veo todo muy claro...
y mi alma ya no llora,
ya bastante desgarrada estuvo la pobre.
Hoy está sana, y todo mi ser,
todo mi cuerpo, ha de enfrentar
mi nuevo destino.
El que antes debí tener,
pero es que te amaba tanto,
que no me daba cuenta
de una realidad que ahora
comprendo y acepto totalmente
con mi alma renovada.
Derechos reservados de autor(Hugo Emilio Ocanto - 21/05/2014)