Vuelvo de la vuelta que le doy a tu mundo, a tu cabeza,
vuelvo sin el tiempo mudo,
vuelvo sin tropiezos en las piernas,
y raramente no nos merecemos.
Merezco solo un cuarto a la intemperie;
un cuarto desgastado, que proponga sombra al amor.
Yo se que mis sentimientos son como un charco,
hondo entre el sol y pavimento,
pero todo mundo viaja sobre el mismo idioma
y tu con tu lenguaje de apasionada,
te olvidas de lo que mereces y merezco.
Dime por que,
nadie merece un cuerpo,
un hombre, una mujer,
dime porque eres y soy pobre de merecer.
Dime sortilegio de mujer,
porque si nadie se merece,
todos sin cuestiones, ni vidas,
se acarician y besan.
No nos merecemos, o tal vez solo
el preciso olvido…
Dime que hay del amor,
si no lo mereces, no lo merezco,
solo es un inmortal, inmaduro deseo,
que se cuela en nuestros labios, en nuestros tiempos.
Olvida. Olvida el invierno,
desde tus frías virtudes,
hasta tus solitarios-hirvientes encuentros,
recuerda el sol lejos, pues no nos merecemos.
Dime si mereces,
o si merezco la esperanza y la sorpresa,
que nos juega la vida,
en el fin del merecer,
en mi recuerda.
Necesito un vacio para despejar mi mente
y razonar sobre mi actuar indifirente,
si no danzo sobre la agonia de un rio,
si no... sobre la angustiosa corriente del amor, que nadie merece.
Todos los derechos reservados,2009©BryanGómez