Qué hacer cuando ves que se te escapa el tiempo de tus manos...
Qué hago si se ya cómo acabamos;
Para qué seguir leyendo...
Para qué seguir desnudándonos...
Tus ojos buscan nuevos horizontes.
Horizontes que sobrevolarás
mientras que yo desde abajo
veo que estás demasiado alto.
Puede que no sea cuestión de altura
pero si consecuencia de tu dulzura,
que terminará con lo nuestro
desde la distancia, quedando nuestro
amor congelado en el tiempo.
Yéndose todos nuestros sueños
de pequeños, dónde pensabamos
que nos casábamos,
que cabalgamos, reinando
en nuestro imperio congelado.
Imperio condenado a la conquista
de otros reyes y reinas,
mestizos, falsos, fruto de las oportunidades
ensaldas por la vida y por aquel invento
que llaman destino.
Condenados a pena de muerte
tendremos que disfrutar de las últimas
visitas que nos hagamos,
buscando un imposible abogado,
con todos nuestros planes agotados. Ahogados.