LIZ ABRIL

ASOMBRO

El asombro me abrió tanto los ojos

Que las lágrimas resecaron mis pupilas

Y hoy que intento llorar no lo consigo…

Grietas desiertas me surcan las mejillas.

Mis ojos fueron, a veces como ríos,

A veces como mares, otras sólo un charco,

Agua turbia o agua cristalina…

Pero nunca éste vacío congelado.

He llorado de tristeza o de alegría,

De miedo, de  dolor o de impotencia

¡Y llorando me sentía viva!

Hoy ya no lloro ¿acaso estaré muerta?

Sé que estoy en un rincón oculta…

Los oídos tapados con las manos,

Los ojos y los labios apretados.

Sé que estoy como antes, como entonces,

Como fui en otro tiempo, en otra vida,

Late con fuerza el corazón y sin embargo…

Sigo allí temerosa y escondida.

Sé que estoy. Por eso estoy buscando,

Llamo pero sigo adormecida,

Me miro en el espejo y no me hallo

¡Hay una extraña con el alma entumecida!

El dolor amenazaba con matarme,

Fue el detonante de la ausencia y la partida,

Elegí sobrevivir y fue la forma…

quedarme en pié  mientras el alma huía.

Hice frente a la tristeza estoicamente,

Sin inmutarme soporté la ira,

Respiré hondo y contuve el aire

Para no caer gritando y de rodillas.

Estoy acá después de tantos años…

por dentro hecha pedazos pero erguida,

como la roca, como la montaña,

como el árbol… de pié aunque esté vacía.

Tal vez yo no sea la indicada

Para rescatarme de este abismo,

La soledad es un precipicio peligroso,

Que existe dentro de uno mismo.

Ya no tengo la audacia ni la prepotencia,

Ya no me atrevo a correr los riesgos

De estar completa y entera para amarte…

¡Y que me duela este amor en todo el cuerpo!